“El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aun del ente mas infeliz, es mi fanatismo: si muero, o me matan, será por eso” José Martí

Hace un par de semanas ya que llevo siguiendo las noticias y los comentarios de la gente con respecto a las nuevas leyes cubanas en Inmigración, las elecciones en los Estados Unidos y últimamente, el devastador huracán Sandy. Estas tres noticias tienen algo en común y es que incumbe a muchos cubanos dentro y fuera de la isla.

Debido a esto, se ha desencadenado un intenso debate y participación de los cubanos en la red. Tanto en los periódicos como en Facebook he estado observado la reacción de jóvenes y no tan jóvenes. He leído la opinión de cubanos que se han marchado de su patria hace 20 años, de otros que recientemente se han convertido en ciudadanos americanos o europeos y de los que viven en Cuba, sin plan de irse a otro sitio.
Lo primero que me ha llamado la atención es que la mayoría de las personas están segura de tener la razón, la verdad absoluta y la idea más clara de lo que el futuro debe ser. No sólo olvidamos que cada individuo debe tener el derecho pleno a decir lo que piensa, sino que también ignoramos que sea cuál sea la opinión de una persona, debe ser respetada!.

Tan pronto como un grupo de cubanos empieza a opinar sobre los desastres del huracán o quien debe ser el próximo presidente, el que viene atrás, como piensa lo opuesto o sencillamente algo diferente, comienza a machacar, a insultar, a ridiculizar a los demás. En repetidas ocasiones, he notado a amigos y conocidos faltándose el respeto grandemente, como una cosa normal.

La provocación es constante y espeluznante, por lo tanto, ya no se termina dando una opinión, sino machete. Muchas veces me pregunto si el hecho de no estar frente a frente nos ha puesto peor, si este mundo virtual le quita la vergüenza a algunos. O será que este el nuevo modo de lanzar huevos o gritar barbaridades frente a una casa?.

Todos nos creemos que el amor que sentimos por Cuba es el más grande y eso me enorgullece, me satisface saber que los hijos de nuestra generación sentirán un gran afecto por Cuba, aunque hayan nacido lejos. La pregunta es si queremos un amor agresivo, violento y repleto de odio. Es la solución el amor a Cuba pero no a los ciudadanos?

No creo que se logre algo positivo con la falta de análisis y tolerancia entre los cubanos. El patriotismo y la cubanía se desvanecen si no se cultiva el respeto. La violencia y la agresividad verbal nos hará involucionar como comunidad y como nación. A todos nos interesa y preocupa lo que sucede en Cuba, de eso no hay dudas, pero no dejemos que nuestros impulsos y nuestra pasión nos dejen como cavernícolas.