Tú no entiendes, amigo, tú no entiendes.
Deja que te lo explique, no en palabras
—que con palabras no se entiende a nadie—
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Asà oscura y claramente
lo siento yo:
A mà no me perturba la Rosa de los Vientos.
Bello es el Sur, pero también el Norte
tiene belleza.
Para mi casa en noche está la luna
y con mi vida puedo henchir la tierra
cuando la tierra es árida.
Sé vivir en el viento y en la nube
y beber el agua sobre las hojas.
—No siempre se ha de estar alto, como Aldebarán…—
Hay que saber doblarse sin partirse.
Saber leer, y luego
saber romper la copa.
La ciudad puede, alguna vez, ser selva.
¿Qué importa asà o de otro modo?
Bebiendo sol y salitre en alto mástil de barco
o en presidio…
Me da igual.
Donde quiera estoy yo. A salvo.